Los humedales de la región del Biobío son espacios vitales para la biodiversidad y el equilibrio ambiental, aunque a menudo pasan desapercibidos frente a paisajes más imponentes. Estos ecosistemas acuáticos, que incluyen lagunas, pantanos y zonas inundables, actúan como filtros naturales del agua, reguladores del clima local y refugios para numerosas especies de flora y fauna. Sin embargo, su situación actual refleja una realidad preocupante marcada por la transformación acelerada y la presión humana creciente.
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En Biobío, los humedales se distribuyen principalmente en zonas costeras y en el valle central, donde el encuentro entre el río Biobío y el océano Pacífico crea condiciones únicas para la formación de estos ecosistemas. Entre ellos destacan humedales como el de Laja y el de Los Batros, reconocidos por su riqueza biológica y la presencia de aves migratorias que utilizan estos espacios como punto de descanso y alimentación durante sus largos recorridos.
La importancia ecológica de estos humedales radica en su función como hábitat crítico para especies en peligro o vulnerables. Aves como el cisne de cuello negro, la garza cuca y el pato juarjual encuentran en estos espacios alimento, refugio y zonas de reproducción. Además, los humedales albergan una gran variedad de plantas acuáticas y microorganismos que contribuyen a mantener la calidad del agua y la fertilidad del suelo circundante.